«Alicia Confusión»

Hay cuentos que trascienden la historia y por eso vuelven a nosotros una y otra vez. Esos que uno relee en distintos momentos de la vida y que en cada lectura parecieran surgir nuevos significados. Tesoros ocultos entre palabras. Detalles que uno pareciera haber olvidado, o que pasó de largo. Cuentos que nos atraviesan, nos cuestionan, a nosotros y al contexto que habitamos. Amamos esos cuentos, y sobran motivos para hacerlo.

Me pregunto si hace más de ciento cincuenta años el escritor Lewis Carroll habría imaginado el legado que nos dejaría con su emblemática “Alicia”. Esta inocente niña que decide, sin dudarlo, seguir a un conejo blanco para terminar dejándose caer en el pozo de una madriguera. Se deja caer, y cae. Cae profundamente por un largo rato.

Dice la poeta uruguaya Idea Vilariño en su poema:
“Como un jazmín liviano
que cae sosteniéndose en el aire
que cae cae
cae.
Y qué va a hacer.”

A veces simplemente hay que dejarse caer. Cayendo y cayendo, creciendo y volviéndose pequeña a la vez. ¿Quién no se sintió alguna vez, como Alicia… cayendo? En el amor, en el miedo, en la alegría, en la duda, en la incertidumbre.

Y cuando faltan certezas, surgen preguntas. “¿Quién eres tu?” le pregunta la oruga a Alicia en el cuento, y ella ya no lo sabe. Porque ha cambiado de tamaño tantas veces que ya no lo recuerda. Lo que pareciera a primera vista un simple cuento para niños contiene quizá la pregunta existencial más profunda de la historia: “¿Quién soy?”.

Este será el inicio de una caída, en este caso, en una hermosa confusión.

En “Alicia Confusión” hay una Alicia, como todas las Alicias. Pero esta Alicia ya tiene muy claro desde un principio que ella no es de una sola manera. Que no le gusta jugar de una sola manera. No le gusta ser de una sola manera. Que dentro de ella hay muchas Alicias y que hay muchas formas de ser “una Alicia”. Eso, para otros, puede ser un enorme problema. Especialmente para un sistema que nos imagina definidos, productivos, sin contradicciones, unívocos. Ella llega a un mundo donde todo “es como es”. Donde un conejo es un conejo, una taza es una taza y una reina es una reina. Pero cuando llega esta niña, su revolución traerá grandes complicaciones. Tan grandes como para perder la cabeza… Es que ella no puede entender que un conejo deba ser sólo un conejo, o que un sombrerero no pueda ser alguien más. Si hay tantas posibilidades de ser, de jugar, de sentir ¿cómo se podría ser de una sola forma?.

“¿Soy lo que hago o hago lo que soy?” se pregunta constantemente la obra. Quizás no haya una sola respuesta. Quizás realmente no somos «algo» en concreto, y somos un devenir constante en otra cosa, en algo más. La posibilidad del todo constantemente. De la libertad de elegir, la libertad de sentir. Porque quizás no somos en realidad lo que hacemos, sino lo que sentimos, cómo nos sentimos. Y si la oruga se siente mariposa, probablemente sea entonces ahora una mariposa, y ya no sólo una oruga. Y haga cosas de mariposa. Haga lo que es.

Alicia entonces llega a este mundo de absolutas claridades definidas para traer un poco de una hermosa confusión donde se permita borrar los límites de lo estático para pensar la posibilidad del infinito como bandera. Discursos sumamente necesarios para una generación de infancias que ya se hacen nuevas preguntas, y donde las estructuras, de a poco, se han ido desarmando, para dar lugar a un autoconocimiento sensible y poroso.

“Alicia Confusión” goza de una puesta brillante, divertida, con una estética sumamente refinada. Su escenografía, completamente funcional, es una obra de arte visual donde puertas, mesas y ventanas giran y se despliegan para crear mundos que aparecen y desaparecen casi como por arte de magia. Con una paleta de tramas y colores sumamente acertada, en diálogo armonioso con un vestuario original, alejado de todo cliché. Las actuaciones, todas y cada una de ellas sumamente comprometidas, alejada de lugares comunes o prejuicios, develan un respeto absoluto por el material y su público, digno de una larga ovación, que se extiende en los abrazos al final de la función en los pasillos del teatro.

La sala donde se presenta, estratégicamente ubicada en el barrio de Almagro, con un hermoso estar donde consumir algo, y una comodísima platea escalonada en alturas, donde desde los más altos hasta los más bajitos podrán disfrutar sin inconvenientes.

Alicia Confusión” se presenta los días sábados a las 16hs en “Itaca complejo teatral” (Humahuaca 4027). Una experiencia para toda la familia, que conmoverá al niño o a la niña que todxs llevamos dentro.

La Maura para Es la Cuarta Pared

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