«Ángel»

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ANGEL ¿quién dice lo que es real o no?

La obra Ángel de Patricia Suárez se presenta todos los viernes a las 20:30 en el Patio de Actores (Villa Crespo) e invita a preguntarse ¿qué es lo real? ¿quién puede decir si algo sobrenatural existe o no con la total certeza de su respuesta?

Esta obra de teatro con muy buenas recepciones por parte de la crítica, cuenta la historia de dos hermanos. El mayor trabaja en una juguetería y vive en un departamento junto a su hermano menor, quien tiene pequeños trastornos psicóticos y toma una medicación psiquiátrica para poder dominarlos.  La escenografía es simple, apenas una mesa y tres sillas en el centro y en el fondo a la izquierda un atril con una pintura de un ángel, rodeada de pinturas, pinceles y utensilios. Dos puertas, una la que comunica a la salida de la casa y otra hacia la habitación. Estos hermanos parecen estar en medio de lo que sería una tarde normal, común y corriente. Hasta que el mayor le cuenta a su hermano que su ex novia, Patricia, le está pidiendo la devolución de un préstamo, nada más y nada menos que de 300 mil pesos. 

Preocupados y tratando de hallar soluciones los hermanos empiezan a indagar cuáles son sus opciones: ¿un préstamo al banco? ¿no devolverlo? ¿pedir prestado el dinero a alguien? Teo, el hermano menor, es quien se muestra más optimista frente a esta situación mientras que Santiago visualiza un futuro no muy bueno y se volviendo a escapar de la realidad, porque si, ya han escapado antes de un gran lío. 

Aquí la historia empieza a tejerse entre la racionalidad y la locura. Sucede que Teo le cuenta que durante la noche ha recibido la visita de un ángel. Santiago por supuesto que no le cree e intuye que quizás a su hermano le esté dando un nuevo ataque de locura. Entre idas y vueltas, los diálogos se desarrollan entre idas y venidas “me tenes que creer, yo lo vi, no estoy loco”. ¿quién puede afirmar quien está loco en esta escena? ¿Un cuerdo pesimista o un loco que cree en los milagros? 

Y así, como la historia va desarrollándose, haciendo la valoración de que la actuación de Nicolás Asprella deleita al público con su actuación. Tiene matices impresionantes ya que es él quien pone en duda, inclusive al mismo espectador, que lo sobrenatural existe. Un convencido frenético incapaz de renunciar a lo que cree haber visto lleva muchas veces a situaciones límites a la obra. Sobre él está cargado muchas veces el ritmo de la obra en general, ya que es quien permanece todo el tiempo en la escena y la sostiene inquebrantablemente. 

Esta obra ofrece también un texto amable de entender, con declamaciones claras que permiten ingresar a la historia. Esta valoración es muy importante para tenerla en cuenta, ya que como espectadores solemos distraernos muy fácilmente. Esto ocurre y es normal, por ende, que una obra de teatro atrape con el texto y que los diálogos se sostengan con fluidez y no como una poesía de colegio, es algo muy importante para tener en cuenta. 

Una guitarra cierra el detalle perfecto en todas las escenas. Acordes musicalizan los momentos de tensión, los momentos tiernos y también añaden un ritmo general a toda la puesta. “Ángel” es una metáfora de lo que creemos o lo que decidimos creer y sin duda, al apagarse la luz de sala, el espectador se lleva más preguntas que respuestas. ¡Y en buena hora! De eso se trata el teatro. 

Romina Araceli para Es la Cuarta Pared

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